LA PREOCUPACIÓN DE JESUS
Luc 12:1 Mientras tanto se reunieron miles de personas, hasta el punto de atropellarse unos a otros. Jesús comenzó a decir, dirigiéndose primero a sus discípulos: "Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
Jesús no había venido a instalar una nueva religión. Él vino a terminar con la religión. Y la religión básicamente es hipocresía.
La palabra hipócrita significa representar un papel, es actuar como si fuera pero sin serlo. Es no querer pagar el precio de ser auténtico por comodidad, por conveniencia, por apariencias, por dinero. Así eran los religiosos de la época de Jesús. Muy piadosos por fuera pero por dentro huesos podridos.
Jesús le advirtió a sus discípulos sobre el peligro de volverse hipócritas por miedo.
1 MIEDO A LOS HOMBRES
Los discípulos de Jesús estaban en un momento de su caminar con el Señor en el que empezaban a sentir la presión de estar con él. Las autoridades ya no solo buscaban atrapar a Jesús sino a ellos también. Los rumores de muerte eran muy fuertes y ellos deben haber sentido el temor de ser asesinados junto a su maestro.
“A ustedes, amigos míos, les digo que no deben tener miedo de los que matan el cuerpo, pero después no pueden hacer más.” Lucas 12:4
El temor a la muerte no tiene fundamento para los cristianos. Los temores se alimentan de los pensamientos errados.
Jesús les dijo a sus amigos: cuando destruyan el envase, ustedes seguirán viviendo y ellos no podrán hacer que eso no pase. Es como si les dijera: “pobre gente los que creen que pueden matarlos. No saben lo que hacen”.
Jesús en la cruz dijo unos segundos antes de morir: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.
La mayoría de los discípulos, tarde o temprano fueron asesinados por ser cristianos. No hay un solo testimonio de que ellos hubieran huido de esa situación, más bien la pasaron con gozo porque consideraban un privilegio morir por su Señor.
2 MIEDO A QUE DIOS LOS OLVIDE
Unido al temor de ser muertos por los que los odiaban, Jesús detectaba que ellos no podían conectar con el amor de Dios. Lo sabían, pero cuando estaban en problemas no podían conectarse con su gracia y sus cuidados.
La fantasía que todos tenemos como creyentes es pensar que no nos puede ocurrir nada malo. Que Dios es un genio que hace desaparecer todo lo que nos puede hacer daño. No es así. Lo que nos pasa a todos es LA VIDA y la vida incluye problemas, pérdidas, injusticias, enfermedades y la muerte.
Lo que sí es verdad es que Dios está presente en cada cosa que nos pasa y se muestra poderoso al darnos la fe para creer que Él está presente y que va a intervenir para gloria de su nombre.
Luc 12:6 “¿No se venden cinco pajarillos por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7 En cuanto a ustedes mismos, hasta los cabellos de la cabeza él los tiene contados uno por uno. Así que no tengan miedo: ustedes valen más que muchos pajarillos.
Dios es detallista con los suyos. Él creó a los pájaros libres y cuando los encerraban en jaulas y los vendían no eran olvidados de Dios. Dios cuida de las aves y las alimenta. ¿No nos alimentará a nosotros también?
El Señor lleva una cuenta tan detallada de nuestra vida que hasta sabe cuántos cabellos tenemos (o nos quedan). Dios es detallista con tu vida. No se olvida de ningún aspecto de ella. Así que no tengas miedo, porque Él estará allí siempre.
3 MIEDO A IDENTIFICARNOS
El último miedo de este capítulo es el que muchos sienten en este tiempo. Miedo a identificarse abiertamente como cristianos comprometidos.
Jesús odiaba profundamente a los hipócritas, los que actuaban un papel de religiosos pero que no lo eran. Pero no hablaba de ellos cuando dijo estas palabras:
Lucas 12:8 “Les digo que si alguien se declara a mi favor delante de los hombres, también el Hijo del hombre se declarará a favor de él delante de los ángeles de Dios; 9 pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios.
¿Por qué una persona salvada por Cristo, rescatada, perdonada por él no le cuenta a nadie que es cristiana? Puede haber varias razones.
Cuando éramos jovencitos aquí en Chivilcoy había un dicho curioso. Se hablaba de alguna jovencita que estaba de novia con alguien pero que no la habían visto con él en ninguna parte. Entonces alguien decía: Si, es la novia, pero no la varea.
¿Por qué alguien haría eso? Bueno, porque seguro ya tenía otra novia, porque no quería que sus amigos lo cargaran de que estaba enamorado, porque no quería perder sus libertades, y un largo etcétera.
¿Qué razón hay para negarse a hablar de tu fe a otras personas? Miedo a que te ridiculicen, a tener que empezar a portarte bien a partir de ese momento, a no poder hacer lo que los demás hacen, a perder tus libertades, etc.
¿Cuál es la consecuencia de negarse a identificarse con Jesús en público? La misma que le haría pasar la novia no reconocida a su supuesto enamorado: “No quiero saber nada con alguien que se avergüenza de decir ante todos que me ama”. ¿No es razonable eso? Yo creo que si.
Jesús un día va a decir a los ángeles en el día de las bodas del Cordero: “Hey, muchachos, vengan, quiero presentarle a mis amigos.” Qué triste sería que él se avergüence de ti, porque tu te avergonzaste de él aquí en la tierra.
COINCIDENCIA
Los tres temores que nombró Jesús no tienen fundamento sólido para seguir existiendo.
El miedo a la muerte ya no tiene fundamento porque Jesús venció a la muerte cuando resucitó de los muertos. Mi alma, lo que yo soy, nunca morirá.
EL miedo a que Dios no se ocupe de mí en los momentos difíciles no tiene fundamento porque él está al tanto de todos los detalles de mi vida y me va a cuidar.
EL miedo a identificarme con Jesús solo demuestra a quién estoy dispuesto a agradar. Si estoy queriendo agradar a la gente, en realidad no conozco de verdad a Jesús porque de lo que está lleno el corazón, habla la boca. Y si tu corazón está lleno del Señor, hablarás del Señor hasta por los codos.